Hay que reconocer que la Navidad lleva implícita una serie de obligaciones, por lo que lo mejor es evitar la presión social, hacer concesiones con la pareja e identificar los miedos a los que no queremos enfrentarnos pueden ayudarnos.
En esta época se producen más conflictos familiares y de pareja, ya que nos vemos obligados a relacionarnos con personas con las que no nos llevamos bien, y es entonces cuando afloran los problemas.
Además hay una presión social que se manifiesta en estos días, altamente perjudicial para las personas por el exceso de demandas que, a veces, no son deseadas.
Una forma de paliar esta fobia es alcanzar una política de pactos con nuestro entorno, familia, pareja y amigos que respeten los espacios individuales de cada uno.
Hay que saber que el primer paso para paliar la fobia a la Navidad es asumir y reconocer que las festividades no son las culpables: ni solucionan ni provocan algo que antes no existiese.
Nosotros somos los que no somos honestos con nosotros mismos y, en lugar de intentar ir solucionando los conflictos emocionales día a día, nos ponemos una máscara para hacer creer que todo va bien y buscamos soluciones que a veces son impuestas por los demás.
Lo mejor es rodearse de personas comprensivas que conversen del problema con nosotros ya que puede resultar altamente terapéutico así como identificar los miedos.